Tragedia y la Esperanza 101 - Capítulo 7
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Capítulo 7
Hundir a la Liga - Elevar a los Fascistas
"Sin la participación de los EE.UU., no puede lograrse el Nuevo Orden Mundial, porque es la pieza más importante ... habrá un Nuevo Orden Mundial, que forzará a los Estados Unidos a cambiar su modo de ver."—Henry Kissinger[1]
Aproximadamente en la misma época en que se hizo evidente que los Estados Unidos no se unirían a la Liga de las Naciones, la Red comenzó a debilitar a la organización. Esto parece haber dejado a Quigley perplejo, sobre todo porque la Red estaba socavando ciertas cláusulas dentro de la Liga que, aunque eran duras, estaban orientadas a contener los grupos peligrosos que todavía tenían el poder en la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial. En la página 232 de The Anglo-American Establishment, él escribe:
Philip Kerr estaba ... en el centro mismo del Grupo Milner. Por su violenta Germano-fobia ... y su evidente familiaridad con el carácter de los alemanes ... el Tratado de Versalles tendría que haberle resultado algo muy aceptable, tanto a él como a sus compañeros, o si no, inaceptable porque era excesivamente indulgente. En cambio, Kerr ... y todo el núcleo interno del Grupo Milner comenzó una campaña para debilitar el tratado, la Liga de las Naciones, y todo el acuerdo de paz ... El Grupo Milner ... comenzó su programa de apaciguamiento y de revisión del acuerdo ya en 1919. ¿Por qué hicieron esto?
Quigley responde a su propia pregunta con una argumentación que él admite tiene "mucho de conjetura." En primer lugar, sostiene que los hombres bien intencionados de la Red simplemente habían confundido la naturaleza verdadera (y la identidad real) de quienes siguieron gobernando Alemania después de su derrota en 1918. Si tan solo hubieran conocido estos hechos, no se habría perseguido la fallida política de apaciguamiento, y "no habría sido necesaria una Segunda Guerra Mundial." En defensa de Quigley, él menciona que:
El Grupo Milner no vio ... porque no quería ver.
El Grupo Milner sabía que [los verdaderos poderes en Alemania] estaban cooperando con los reaccionarios para suprimir todos los elementos democráticos e ilustrados en Alemania y para apoyar las fuerzas del despotismo.[2]
Luego, Quigley pasa a describir una serie de acciones engañosas tomadas por el Grupo (con las que aparentaban apoyar posiciones a las que, en realidad, se oponían, y aparentaban oponerse a posiciones que, en realidad, apoyaban), y el lector se puede quedar pensando en cómo alguien podría llegar a descifrar lo que el Grupo estaba pensando realmente o estaba tratando de alcanzar. Por ejemplo, él afirma que el "experto económico" del Grupo Milner decidió que la mejor manera de ayudar a Alemania para que pudiera convertirse en un miembro respetable de la civilización occidental, fue que los Estados Unidos comenzara a prestarle dinero.[3] Pero si el grupo sabía que se estaba fortaleciendo a las "fuerzas del despotismo", y si se supone de que no querían fortalecer esas fuerzas, ¿por qué empezarían a otorgarle "concesiones a los alemanes sin intentar purgar Alemania de sus elementos más viles, y sin tener ningún tipo de garantía de que esas concesiones no serían utilizadas en contra de todo lo que el Grupo consideraba importante"?[4]
Se podría sostener con razón de que los préstamos que se ofrecían para ayudar a Alemania eran simplemente parte de una subrepticia estrategia de guerra financiera. En las páginas 308 y 309 de Tragedy and Hope, Quigley describe un préstamo de $800 millones a Alemania, conocido como el Plan Dawes, de esta manera:
El Plan Dawes, que era en gran parte obra de JP Morgan, fue elaborado por un comité internacional de expertos financieros ... Alemania pagó indemnizaciones durante cinco años bajo el Plan Dawes (1924-1929) y debía más al final de lo que debía al inicio... es importante notar que este sistema fue creado por los banqueros internacionales, y que el subsiguiente préstamo de dinero de otras personas a Alemania fue rentable para estos banqueros ... con estos préstamos norteamericanos, Alemania fue capaz de reconstruir su sistema industrial que se convirtió, por un amplio margen, en el segundo mejor del mundo ... Lo único cuestionable del sistema era (a) que se vendría abajo tan pronto como los Estados Unidos dejara de prestar dinero, y (b) mientras tanto las deudas simplemente se pasaban de una cuenta a otra y nadie podía ser solvente ... No se arregló nada con todo esto, pero los banqueros internacionales se sentían en el cielo, bajo una lluvia de honorarios y comisiones.
Esto suena a una trampa de deuda bastante común y corriente; los banqueros se enriquecen mientras la nación en cuestión queda enterrada en deuda imprescriptible. Sin embargo, esta nación en particular estaba usando el dinero prestado para reconstruir su capacidad militar para la guerra. Con el respaldo de un sistema industrial que ocupaba, "por un amplio margen," el segundo lugar en el mundo, es bastante inverosímil la idea de que (una vez que fueran lo suficientemente fuertes militarmente como para confiscar los nuevos recursos) los "elementos perversos" de Alemania se limitarían a aceptar que se les cortara su financiación. La Red fue lo suficientemente inteligente para saber que sus acciones estaban creando una fuerza militar potencialmente peligrosa en Europa, una que no podría contenerse fácilmente solo con sanciones económicas. Por lo tanto, ¿esto significa que quería que Alemania, con todo y sus elementos perversos, se fortaleciera de nuevo? En una palabra, sí. Eventualmente, Quigley acepta esta conclusión y luego ofrece una explicación de por qué la Red decidió debilitar la Liga de las Naciones.
Después de que los Estados Unidos se negara a unirse a la Liga, los miembros del Grupo Milner llegaron a la conclusión de que su mejor opción en Europa era revivir Alemania y usarla como un arma contra Francia y Rusia. Pero antes de que se pudiera implementar esta estrategia de equilibrio del poder, se tenía que destruir a la Liga de las Naciones. (Como hemos dicho, la Liga no sólo interferiría con la capacidad de Alemania para rearmarse, también podría interferir con la posibilidad de que Alemania violara la soberanía de las naciones vecinas.)
Durante el período de 1920-1938, el objetivo del Grupo Milner no cambió: mantener el equilibrio de poder en Europa fortaleciendo a Alemania en contra de Francia y Rusia; aumentar el peso de Gran Bretaña en ese equilibrio ... rechazar todo compromiso (especialmente compromisos de la Liga de las Naciones, y sobre todo todos los compromisos para ayudar a Francia) ... empujar a Alemania hacia el este contra Rusia si una o las dos potencias se convertían en una amenaza para la paz de Europa occidental.
De 1921 en adelante, el Grupo Milner y el Gobierno Británico ... hicieron todo lo posible para aligerar la carga de las indemnizaciones que debía pagar Alemania y para evitar que Francia usara la fuerza para cobrar las indemnizaciones.[5]
Recuerde que Francia solamente había podido sobrevivir a la agresión alemana durante la Primera Guerra Mundial porque Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia, e Italia habían ido en su ayuda. Mientras la política secreta de la Red de remilitarizar Alemania comenzó a tomar forma, los franceses se sentían cada vez más alarmados. Quigley escribe que Francia "buscó en vano una alternativa tras otra" para garantizar su seguridad y contener a Alemania, pero "todos estos esfuerzos fueron bloqueados por las maquinaciones del Grupo Milner."[6] Cuando, a instancias de la Red, Gran Bretaña bloqueó el Protocolo de Ginebra de 1924, se desató la indignación en todo el mundo. Como era de esperar, la Red simplemente uso la indignación para su propio beneficio.
Tuvo lugar un estallido de la opinión pública en contra de la acción egoísta y a sangre fría ... Como resultado de este sentimiento, que estaba muy extendido por todo el mundo, el Grupo decidió darle al mundo la apariencia de una garantía a Francia. Esto se hizo en los Pactos de Locarno ... En realidad, los acuerdos no le dieron nada a Francia mientras que le dieron a Gran Bretaña el derecho de veto para que Francia honrara sus alianzas ... si Alemania se desplazaba hacia el este contra Checoslovaquia [o] Polonia ... y si Francia atacaba la frontera occidental de Alemania en apoyo de Checoslovaquia o Polonia, como sus alianzas lo obligaban, por los Pactos de Locarno, Gran Bretaña, Bélgica e Italia podrían verse obligados a acudir en ayuda de Alemania.[7]
Esto, por supuesto, no sería la última vez que la Red traicionaba la opinión pública mundial y la confianza pública en aras de su desastrosa agenda europea. Quigley utiliza el término "política doble" para describir otros engaños que se usaron en el período previo a la Segunda Guerra Mundial. ("La política doble" se puede resumir como fingir respetar públicamente la "voluntad del pueblo", mientras se aplican políticas antitéticas tras bastidores.) Estos engaños deliberados no sólo fortalecieron a hombres como Adolf Hitler en Alemania, también fortalecieron al régimen fascista de Mussolini en Italia y de Francisco Franco en España.
Benito Mussolini
Según Quigley, "uno de los ejemplos más sorprendentes de la 'política doble'" británica durante el período de apaciguamiento "tuvo lugar cuando el Reino Unido permitió a Mussolini conquistar y dominar Etiopía. En ese momento, el pueblo británico aun creía que la Liga de las Naciones había sido creada para proteger la soberanía de las naciones más débiles. En este sentido, un sondeo a 11,5 millones de ciudadanos británicos mostró que más de 11 millones sentían que debía protegerse a Etiopía de la agresión italiana con la Liga, 10 millones apoyaban la aplicación de sanciones económicas contra Italia, y más de 6,5 millones apoyaban sanciones militares si es que era necesario.[8]
Con anterioridad a este sondeo, el partido que estaba en el poder en Gran Bretaña había expresado su indiferencia respecto al destino de Etiopía. Después del sondeo, cambió completamente su discurso. De repente, la "seguridad colectiva" y la Liga de las Naciones tenían capital importancia en la política exterior británica, y nuevos candidatos salieron a la luz pública para sumarse a la "ola de apoyo público a la seguridad colectiva."[9] El primer ministro y el secretario de Asuntos Exteriores fueron sustituidos para "hacer creer a la gente que se revertiría el programa de apaciguamiento del pasado,"[10] y Quigley proporciona un ejemplo de cómo el nuevo secretario de Asuntos Exteriores (Samuel Hoare) cumplió con su parte en el engaño.
En septiembre, Hoare dio un vigoroso discurso en Ginebra en el que prometió el apoyo de Gran Bretaña a la seguridad colectiva para detener la agresión italiana contra Etiopía. El público no sabía que él había pasado por París en viaje a Ginebra para concretar un acuerdo secreto por el cual se le daba a Italia dos terceras partes de Etiopía.[11]
Mientras públicamente apoyaba la seguridad colectiva y las sanciones contra la agresión italiana, en privado, el gobierno negociaba destruir la Liga y dar Etiopía a Italia. Esta política secreta fue todo un éxito ... De esta manera, le dieron su herida mortal a la Liga de las Naciones, al sistema de seguridad colectiva, y a la estabilidad política de Europa central.[12]
Las consecuencias del fracaso de Etiopía fueron de gran importancia. Mussolini se vio más fortalecido en Italia [y, como resultado de las engañosas promesas electorales de "seguridad colectiva"] El partido conservador en Inglaterra se afianzó en el poder durante una década, durante la cual llevó a cabo su política de apaciguamiento y libraron la guerra resultante.[13]
Quigley no dice mucho acerca de cómo Mussolini fue ayudado inicialmente para acceder a su posición en el poder. Un comentario al pasar en la página 242 de Tragedy and Hope se limita a establecer que Mussolini recibió fondos de los gobiernos de la Entente durante la Primera Guerra Mundial, y esta financiación, eventualmente, allanó el camino para su "carrera sin principios que finalmente lo convirtió en el dictador de Italia." Sin embargo, Quigley le dedica una buena cantidad de tiempo a describir el ascenso del general Francisco Franco en España.
Francisco Franco
Si desea leer una sección corta de Tragedy and Hope que cubre casi todos los aspectos inmundos del poder político (corrupción generalizada, negligencia total, acuerdos secretos, la explotación de la población, el abominable desperdicio militar que beneficia a unos pocos, los asesinatos, derrocamientos del gobierno representativo, etc.), entonces lea las páginas 586 a 604. En esas páginas, Quigley abarca todo, desde la Guerra Española-Americana de 1898 a la dictadura de Franco que se adueñó de España en 1939. Si bien está lejos de ser edificante, es sin duda una interesante sección del libro.
Aquí, sólo vamos a cubrir la revolución de Franco y su ascenso al poder. Sobre este tema, Quigley habla en primer lugar de un acuerdo entre Mussolini y "los conspiradores" que buscaban derrocar al gobierno español. Afirma que Mussolini "le prometió armas, dinero y apoyo diplomático al movimiento revolucionario y les dio a los conspiradores un primer pago de 1.500.000 de pesetas, 10.000 fusiles, 10.000 granadas y 200 ametralladoras."[14] Por lo tanto, en este punto, se comenzaron a extender las consecuencias del apaciguamiento de Mussolini llevada a cabo por Gran Bretaña. (Al apaciguar al régimen fascista de Mussolini, éste tuvo rienda suelta para fortalecer a otro régimen fascista en la vecina España.)
Cuando el gobierno español descubrió que el general Francisco Franco estaba conspirando para tomar el control del país, trató de desbaratar el complot y trasladó a Franco a las Islas Canarias. Pero esto no fue más que un revés pasajero. Un "conocido editor" en Inglaterra pudo sacar a Franco del exilio, introducirlo en Marruecos, e incluso le suministró otras cincuenta ametralladoras y medio millón de cartuchos de munición para realizar el golpe. Después de llegar a Marruecos, Franco solicitó y también recibió ayuda de Hitler y, para principios de agosto de 1936, la revolución fascista estaba en marcha.[15] Pero el gobierno español demostró ser muy resistente.
A pesar de recibir ayuda de Italia, Alemania, e incluso Portugal, el golpe inicial de Franco fue sólo un éxito parcial. El secretario de Asuntos Exteriores alemán lo hizo notar cuando, a finales del mes de agosto, escribió: "No es de esperar que el Gobierno de Franco pueda resistir mucho tiempo ... sin recibir apoyo a gran escala desde el exterior."[16] Parecía que el gobierno español pronto derrotaría a Franco y los rebeldes. Pero eso fue antes de que Gran Bretaña y Francia entraran en la ecuación con un llamado acuerdo de "no intervención".
Como está escrito, el acuerdo de no intervención debería haber ayudado al gobierno español, ya que le prohibía a Italia, Alemania y Portugal proporcionarle más asistencia a Franco y los rebeldes. Además, el acuerdo hacía parecer como si Gran Bretaña estuviera tratando de cumplir la voluntad de sus ciudadanos. (Por alrededor de 8 a 1, el pueblo británico apoyaba al gobierno español y se oponía a los rebeldes que buscaban derrocarlo.) La realidad, por supuesto, era bastante diferente. Quigley escribe que Gran Bretaña no aplicó el acuerdo de no intervención de una manera ni "justa ni neutral," y que Gran Bretaña incurrió "en violaciones a gran escala del derecho internacional" (en beneficio de Franco y los rebeldes), durante el curso de la Guerra Civil Española. Él añade:
El acuerdo de no intervención, tal como se aplicó, no era ni una ayuda para la paz ni un ejemplo de neutralidad, pero, claramente, se impuso como una forma de proporcionarle ayuda a los rebeldes y colocar todos los obstáculos posibles al gobierno [español] para suprimir la rebelión.
Dado que no podía admitirse públicamente esta actitud del gobierno británico, se hizo todo lo posible para mostrar que las acciones del Comité de no intervención eran de una neutralidad imparcial. De hecho, se utilizaron las actividades de este comité para dar gato por liebre al mundo entero, y especialmente a la opinión pública británica.
La actitud británica era tan retorcida que era difícil desenredarla, aunque los resultados son muy claros. El principal resultado fue que, en España, un gobierno de izquierda amigo de Francia fue sustituido por un gobierno de derecha hostil a Francia y profundamente comprometido con Italia y Alemania.
Cuando terminó la guerra, gran parte de España quedó destrozada, al menos 450.000 españoles habían muerto ... y se había impuesto una impopular dictadura militar en España como consecuencia de las acciones de la acción de fuerzas no españolas.[17]
Franco "se convirtió en el dictador que llevó más tiempo en el cargo en la historia europea." Durante su reinado, asesinó a decenas de miles de sus oponentes políticos, oprimió violentamente las voces discrepantes, y derogó las libertades civiles. En el poder desde 1939 hasta su muerte en 1975, el funeral de Franco contó con la participación no sólo de los dictadores apoyados por la Red, sino también de la realeza de la Red como el vicepresidente de los EE.UU., Nelson Rockefeller.[18]
Adolf Hitler
Aunque se ha escrito mucho sobre Adolf Hitler, es muy improbable que pueda encontrar alguna mención a la Red o su papel en el ascenso de la Alemania nazi. Apenas uno puede imaginar el tremendo sufrimiento humano de la Segunda Guerra Mundial, y mucho menos ponerlo en palabras, y no intentaremos hacerlo aquí. Más bien, simplemente voy a dar algunos detalles finales sobre las tácticas y políticas (adoptadas por un puñado de hombres) que hicieron del régimen nazi y la Segunda Guerra Mundial una realidad.
Después de facilitar, con éxito, la remilitarización de Alemania, la Red siguió adelante con su plan. Ese plan incluía la liquidación de Austria, Checoslovaquia y Polonia. Sin embargo, para asegurarse el éxito, se necesitaba quitar otro obstáculo al poder alemán: se debía expulsar a Francia de la Renania alemana occidental para que las tropas alemanas pudieran volver a ocupar la zona. Sobre esto, Quigley escribe:
Sería una historia demasiado complicada contar aquí los métodos por los cuales Francia fue persuadida a ceder... Es suficiente señalar que Francia fue persuadida a retirar sus tropas [de la región de Renania] en 1930 en lugar de 1935 como resultado de lo que creyó eran concesiones que se le estaban otorgando.[19]
Aquí Quigley explica la importancia de contar con una Renania desmilitarizada. Una vez que Alemania fortificara esta área (en violación del Tratado de Versalles), podría moverse hacia el este, hacia los países "que debían ser eliminados" sin temor a un ataque francés en la frontera occidental de Alemania.[20]
La Renania y una zona de cincuenta kilómetros de ancho ... debían estar permanentemente desmilitarizadas, y cualquier violación a esto podría ser considerado como un acto hostil por parte de los firmantes del tratado. Esto significaba que las tropas o fortificaciones alemanas fueron excluidas de esta zona para siempre. Era la cláusula más importante del Tratado de Versalles. En tanto siguiera vigente ... se expuso la columna vertebral económica de la capacidad de Alemania para librar la guerra a un rápido empujón militar de los franceses desde el oeste, y Alemania no podría amenazar a Francia o moverse hacia el este contra Checoslovaquia o Polonia si Francia se oponía.[21]
Sin duda, cuando salieron de la zona, los franceses entendieron el peligro estratégico de tener una Renania ocupada por los alemanes, pero creyeron falsamente que los Pactos de Locarno impedirían que Alemania moviera sus tropas de regreso. Según Quigley, esto no era más que otro de los engaños de la Red. Los Pactos de Locarno fueron elaborados intencionadamente con lagunas para permitirle a Gran Bretaña "evadir la obligación de ser garante ..." Quigley agrega:
De hecho, cuando Hitler violó los acuerdos de Locarno al militarizar la Renania en marzo del 1936, el Grupo Milner y sus amigos ni siquiera trataron de evadir su obligación usando tecnicismos ... simplemente no respetaron su acuerdo.[22]
Con la Alemania de Hitler de regreso con éxito a la región de Renania, y con la escena lista para su conquista de Austria, Checoslovaquia y Polonia, la Red comenzó a hacerse cargo del último obstáculo que se interponía en su camino: la opinión pública. Claramente, el gobierno británico no podía admitir su decisión de ponerles tres naciones soberanas a los nazis en bandeja de plata, así que, para mantener la protesta pública al mínimo, comenzó manipular y aterrorizar a los ciudadanos para que aceptaran las acciones de Hitler.
La tarea principal del Grupo Milner era ver que este proceso devorador no avanzara más rápido de lo que la opinión pública en Gran Bretaña podía aceptar, [y también] para ablandar a las víctimas potenciales para que no se resistieran al proceso y así precipitar la guerra.[23]
[El gobierno británico creó el miedo] exagerando constantemente el poder armado de Alemania y subestimando el propio, con indiscreciones calculadas (como la declaración ... de que no había verdaderas defensas antiaéreas en Londres), insistiendo constantemente sobre el peligro de un abrumador ataque aéreo sin previo aviso, con la construcción de ostentosas y bastante inútiles trincheras antiaéreas en las calles y parques de Londres, y con advertencias diarias de que todo el mundo debía tener a su alcance una máscara de gas (aunque el peligro de un ataque con gas fue nulo). De esta manera, el gobierno puso a Londres en pánico.[24]
Como se ha señalado, esta táctica de incitación al pánico (que se fue acumulando gradualmente desde 1935 hasta 1939), se utilizó también en las "posibles víctimas" de la agresión nazi. Gran Bretaña aplicó una intensa presión política sobre los países que se esperaba que cedieran su soberanía a Hitler, poniendo especial énfasis en la fuerza militar de Alemania y haciendo declaraciones contundentes de que se dejarían desamparadas a las víctimas si se resistían a los planes de Hitler. Se los llevó a creer que la resistencia era algo inútil. Se les aseguró que Gran Bretaña no intervendría para defenderlos.
Siguiendo esta fórmula, Austria fue el primer país en caer sin luchar. Después de su anexión, "quienes se habían opuesto a los nazis fueron asesinados o esclavizados, los judíos fueron saqueados y maltratados, y se le rindieron honores extravagantes a los gánsteres nazis que, durante años, habían estado inquietando a Austria."[25] Al parecer, todo esto contaba con el visto bueno de la Red porque, de inmediato, comenzó a trabajar en el próximo objetivo: Checoslovaquia.
Dos semanas después de que Hitler anexara Austria, Gran Bretaña hizo su juego. Se decidió presionar a los checos a ceder ante los alemanes ... Todo esto se justificaba afirmando que Checoslovaquia, en una guerra con Alemania, sería destruida inmediatamente.[26]
De la página 625 a la 639 de Tragedy and Hope, usted descubrirá, paso a paso, el verdaderamente vergonzoso proceso que finalmente destruyó a Checoslovaquia. Usando una combinación de "presión despiadada y secreta," amenazas, y engaño, la Red finalmente desgastó a la oposición y logró su objetivo. Aunque la historia es demasiado larga para poder resumirla adecuadamente aquí, baste con decir: una de las naciones posteriores a la Primera Guerra Mundial más "democráticas, prósperas y mejor administradas" también se rindió a los nazis sin luchar, y las predecibles consecuencias siguieron poco después.
Los refugiados antinazis ... fueron detenidos por el gobierno de Praga, el cual los entregó a los alemanes para que los eliminaran ... Alemania dominaba en Europa central, y no había ninguna posibilidad de recortar ese poder, ya fuera con una política conjunta de las potencias occidentales con la Unión Soviética e Italia o con una resistencia abiertamente anti-alemana en Europa central. Puesto que esto es exactamente lo que Chamberlain [el primer ministro británico] y sus amigos habían querido, deberían haber estado satisfechos.[27]
Satisfechos o no, la cuestión de liquidar a Polonia se mantuvo en la lista de cosas por hacer, y es aquí donde la capacidad de la Red para manipular la opinión pública empezó a perder terreno. Después de que Hitler anexara Checoslovaquia y la región de Memel de Lituania, los ciudadanos mostraron su franca hostilidad a continuar con el apaciguamiento de los nazis. Las acciones de Hitler les habían abierto los ojos "al hecho de que el apaciguamiento no era más que una especie de suicidio lento, y no podría satisfacer el apetito de los agresores quienes eran insaciables."
Esto pudo haber sido toda una revelación para el ciudadano medio, pero "la verdadera ambición de Hitler era algo bastante claro para la mayoría de los hombres en el gobierno" mucho antes de sus descaradas acciones en Checoslovaquia, y "le había resultado evidente durante la crisis." Sin embargo, continuaron el apaciguamiento y el otorgamiento de concesiones a Hitler, sólo que ahora se hacían en secreto.[28] No hay ningún misterio en cómo termina esta historia trágica.
Hitler se tornó cada vez más beligerante e impaciente, e insistía en su derecho para usar la fuerza para lograr sus deseos. Según Quigley, ésta es la única razón por la que la Red finalmente se volvió contra él. (Parece que no tenía ningún problema con que Hitler asesinara y oprimiera a la gente sin piedad, lo había hecho desde el primer día del golpe de estado alemán en su 1933. Su principal problema, suponiendo que Quigley está en lo correcto, fue que Hitler se negó a ser más diplomático en la forma cómo conseguía el control de las naciones soberanas que quería oprimir.)
Bajo la sombra de la Liga de las Naciones y la opinión pública mundial, las evidentes violaciones nazis a la soberanía nacional ejercieron mayor presión sobre los títeres occidentales de la Red. El violento ataque de Hitler a Polonia en 1939 finalmente forzó la mano de la Red.[29] Así inició una "marea de agresión" y "un salvajismo a sangre fría," que duró seis años, a una escala nunca vista antes. Las muertes civiles superaron con creces las de los combatientes, y muchas personas de ambas partes "fueron asesinadas sin ninguna justificación militar". Por ejemplo, en 1939 la Batalla de Polonia, 3,9 millones de civiles polacos "fueron ejecutados o asesinados en el ghetto."[30] El número total de civiles muertos durante la guerra (en todas las naciones) ha estado continuamente aumentando desde la versión inicial de Tragedy and Hope. De acuerdo con Wikipedia:
Los civiles muertos ascendieron de 38 a 55 millones, incluyendo los 13 a 20 millones de víctimas de enfermedades por la guerra y el hambre. El total de muertos militares: de 22 a 25 millones, incluyendo las muertes en cautividad de cerca de 5 millones de prisioneros de guerra.[31]
Si aceptamos las dos estimaciones más bajas anteriormente citadas, se llega a unos sesenta millones de muertos. Para poner esta enorme cifra en perspectiva, si se hubiera eliminado a sesenta millones de personas en los Estados Unidos, se habría acabado con casi la mitad de la población de los Estados Unidos de 1940. Este terrible número de muertos se vuelve aún más preocupante cuando nos damos cuenta de que los máximos responsables de orquestar la Segunda Guerra Mundial probablemente tuvieron cero bajas.
Y, una vez más, la misma Red que alimentó y facilitó un desastre global se benefició generosamente. No sólo financieramente con los miles de millones ganados y las montañas de deuda añadida a los balances del gobierno, pero también políticamente. Es decir, cuando la Red no pudo asegurar la participación de los Estados Unidos en la Liga de las Naciones después de la Primera Guerra Mundial, sí logró asegurar la participación de los Estados Unidos en su segundo programa de gobierno global (las Naciones Unidas), tras la Segunda Guerra Mundial. En esencia, esto eliminó el problema del "aislamiento" de EE.UU. Con la vía libre, desde ese entonces, los Estados Unidos han hecho el trabajo pesado en el proyecto de la Red de destrucción de la soberanía.
Del Gobierno Global a la Gobernabilidad Global
Quigley afirma que el primer plan de gobierno global de la Red (la Liga de las Naciones) no había sido para nada concebido como un instrumento de "seguridad colectiva" o para recortar la soberanía de una manera significativa. Sería negligente de mi parte no referirme a esta ingenua aseveración. Aunque Quigley fundamente su afirmación en las afirmaciones de hombres de la Red, nuevamente, no logra sopesar la inclinación de la Red para engañar. Si leemos entre líneas, emerge un argumento mucho más creíble. A continuación, voy a resumirlo brevemente.
Si los Estados Unidos hubiera aceptado unirse a la Liga de las Naciones después de la Primera Guerra Mundial, de buena gana, la Red habría comenzado a utilizar la fuerza militar, los recursos financieros, y el buen nombre de los Estados Unidos para perseguir sus objetivos globales. Se habrían invocado "los compromisos" según el acuerdo de seguridad colectiva de la Liga cuando hubiera sido conveniente, e ignorado cuando hubiera sido inconveniente. Contrariamente a la afirmación de Quigley, no era que la Red no deseara una "Liga de coacción"; sino que, para funcionar, tal liga requería de la participación de los Estados Unidos. Para poder fundamentar esta afirmación, considere lo siguiente:
1. La mayoría de las declaraciones de la Red que se oponían a "la seguridad colectiva" ocurrió después de que fue evidente de que los Estados Unidos no se uniría a la Liga y, por lo tanto, no participaría en su ejecución. Es entonces cuando la Red comenzó a debilitar seriamente a la Liga; cuando decidió emprender su política llamada de "apaciguamiento." En otras palabras: la Red no podía exigirles a los británicos que protegieran la soberanía de las naciones que había permitido que Hitler, Mussolini y los rebeldes españoles violaran. Si lo hubiera hecho, sólo habría puesto al poder británico en contra de los propios objetivos de la Red.
2. La Red estuvo presente en cada paso del camino durante la elaboración del borrador de la Liga de las Naciones. Estuvo presente en cada paso del camino durante la campaña de propaganda en todo el mundo que apoyaba a la Liga de las Naciones. Tuvo todas las oportunidades para hablar en contra del lenguaje objetable o de "los compromisos" en aras de la seguridad colectiva. Pero, nuevamente, no se opusieron significativamente hasta después de que los Estados Unidos se negara a unirse. ¿Por qué? Bueno, en una cita se afirma que el fracaso de contar con la participación de los Estados Unidos representó "un problema muy grave para el Imperio Británico", ya que, al unirse a la Liga sin la participación de los Estados Unidos, Gran Bretaña había "asumido grandes compromisos" que ahora tenía que reconsiderar "honestamente y considerando su propio interés."[32] En otra cita, se afirma que cuando los Estados Unidos rechazó a la Liga "se quitó la piedra angular de toda posibilidad de una Liga de Coerción."[33]
3. Hay algunas declaraciones específicas de la Red en contra de la idea de la Liga como "gobierno mundial", pero incluso estas declaraciones están limitadas con calificativos como "podría ser un gobierno mundial" si se le diese el poder para gravar con impuestos y si "representara" a los ciudadanos en lugar de a los estados.[34] (Es difícil pasar por alto la ironía de este sentimiento que viene de hombres que se propusieron destruir el régimen de "la representación", en favor de regímenes fascistas.) En otra cita, se limita a establecer que el Grupo Milner trató de "impedir que las personas influyentes usaran la Liga como instrumento del gobierno mundial, antes de que la opinión popular estuviera lista para tal gobierno."[35]
4. El mismo Quigley admite que "se introdujeron ciertas frases o implicaciones ... que podrían considerarse para señalar que la Liga pudo haber sido concebida como un instrumento verdadero para la seguridad colectiva, que pudo incluir una mínima restricción de la soberanía, que, en determinadas circunstancias, se podrían aplicar sanciones para proteger la paz.[36] Inclusive, hace referencia a una cita que dice explícitamente que sería necesario "interferir con la soberanía nacional", incluso usar "la coacción internacional" si una nación se negara a cooperar con la Liga durante su período de noventa días de disputa,[37] pero él rechaza esto para aceptar, lo que creo que era, una propaganda dirigida a los hombres de estado escépticos. (En concreto, la propaganda dirigida a los hombres de estado escépticos de los Estados Unidos.)
Ahora, sin duda, este es un punto irrelevante. La Liga de las Naciones fue reemplazada por las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial, y no hay absolutamente ninguna duda de cómo se han usado las Naciones Unidas y sus organismos relacionados (como el FMI y el Banco Mundial) para violar la soberanía nacional. Pero incluso este hecho es cada vez menos relevante, porque la Red está buscando reemplazar a la ONU con algo aún más poderoso.
Citando un programa de CFR 2008, titulado "Las instituciones internacionales y la gobernabilidad mundial del orden mundial en el siglo 21":[38]
El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) ha puesto en marcha un amplio programa de cinco años sobre instituciones internacionales y gobernabilidad global. El propósito de esta iniciativa intersectorial es explorar los requerimientos institucionales para el orden mundial en el siglo XXI. La iniciativa reconoce que la arquitectura de la gobernabilidad mundial -que en gran medida refleja el mundo tal como existía en 1945-, no ha seguido el ritmo de los cambios fundamentales en el sistema internacional.
Un resumen de doce páginas del proyecto establece que "el programa se basa en los recursos del Programa de Estudios de David Rockefeller del CFR" y su objetivo es ofrecer "recomendaciones" a los políticos estadounidenses acerca de cómo mejorar el rendimiento de los "mecanismos de gobernabilidad mundial."
Para que los Estados Unidos pueda asumir el papel que le corresponde en el orden mundial emergente, el documento señala ciertos temas que deben tratarse. Temas como el respeto de los Estados Unidos a las "tradiciones constitucionales", "las prerrogativas soberanas", y "la separación de poderes ... lo que le da al Congreso una voz crítica en la ratificación de los tratados y el respaldo de las instituciones globales" todo ello complica la capacidad de los Estados Unidos para asumir sus "nuevos compromisos internacionales." Sí, usted leyó bien. La Constitución, la separación de poderes, la voz del Congreso en la ratificación de los tratados, y, por supuesto, la propia soberanía son parte de la lista de problemas que deben resolverse.
Seguramente, los pretextos ofrecidos para eludir las limitaciones constitucionales y abrazar el proyecto de "la gobernabilidad global" dirigido por la Red les hará hervir la sangre a los expertos en el estudio de las formas cínicas de la Red. Éstos son sólo algunos:
1. "La gestión de la economía mundial" (un pretexto para la consolidación y el control del sistema monetario mundial)
2. El recientemente rebautizado "cambio climático" (un pretexto para la financiación del gobierno global de la Red y para centralizar el control sobre lo que toda nación necesita para sobrevivir: energía)
3. "La prevención y respuesta a un conflicto violento" (el "conflicto violento" es a menudo provocado por la propia Red y luego se usa como pretexto para la intervenir e interferir en la soberanía nacional)
Sin embargo, el pretexto que más le salta a la mayoría, el que, de hecho, se burla de la inteligencia del lector, es la "lucha contra al-Qaeda y sus organizaciones afiliadas."
Durante décadas, la Red ha financiado, entrenado y armado a terroristas para perseguir sus objetivos globales. Se puede verificar fácilmente este hecho investigando cualquier número de acontecimientos históricos. Ya se trate de la Operación Ajax en 1953, o la Operación Ciclón en 1979, o Bosnia y Kosovo en la década de 1990, o Libia y Siria en 2011 y 2013, respectivamente ... en cada caso los terroristas han hallado ayuda y refugio en occidente.
Por supuesto, nada de esto se menciona los documentos oficiales del CFR. Sin embargo, se admite que el ascenso de las organizaciones terroristas transnacionales ha "obligado a los Estados Unidos y sus aliados a ceder algo de la soberanía nacional [y] conciliar tradiciones constitucionales y jurídicas distintas." Es algo muy conveniente.
En los capítulos finales, vamos a profundizar un poco más en los actos de terrorismo patrocinados por la Red, que a menudo se conocen como operaciones de "falsa bandera." Tenga en cuenta lo siguiente: si bien estos actos son dirigidos por instituciones gubernamentales occidentales, a la gran mayoría de los militares, líderes políticos y a la población civil no se le dice la verdad sobre lo que "su gobierno" está haciendo.
Notas
[2] The Anglo-American Establishment, páginas 234 y 235 ↩
[3] The Anglo-American Establishment, página 235 ↩
[4] The Anglo-American Establishment, página 238 ↩
[5] The Anglo-American Establishment, páginas 240, 241 ↩
[6] The Anglo-American Establishment, página 261 ↩
[7] The Anglo-American Establishment, página 264 ↩
[8] Tragedy and Hope, páginas 573, 574 ↩
[9] Tragedy and Hope, página 574 ↩
[10] Tragedy and Hope, página 492 ↩
[11] Tragedy and Hope, páginas 492, 493 ↩
[12] Tragedy and Hope, página 574 ↩
[13] Tragedy and Hope, página 576 ↩
[14] Tragedy and Hope, página 594 ↩
[15] Tragedy and Hope, página 597 ↩
[16] Tragedy and Hope, página 598 ↩
[17] Tragedy and Hope, in order: páginas 603, 602, y 604 ↩
[19] The Anglo-American Establishment, página 266 ↩
[20] The Anglo-American Establishment, page 272 ↩
[21] Tragedy and Hope, páginas 277, 278 ↩
[22] The Anglo-American Establishment, página 265 ↩
[23] The Anglo-American Establishment, página 273 ↩
[24] Tragedy and Hope, página 584, con detalles adicionales sobre la propaganda en la página 622 ↩
[25] Tragedy and Hope, página 625 ↩
[26] Tragedy and Hope, página 627 ↩
[27] Tragedy and Hope, páginas 638, 639 ↩
[28] Tragedy and Hope, páginas 641, 642 ↩
[29] Este punto de vista está basado en la narrativa de Quigley. Es igualmente posible que la Red hubiera planeado, desde el principio, instigar otra conflagración mundial para garantizar el logro de sus objetivos más grandes. ↩
[30] Tragedy and Hope, página 661 ↩
[32] The Anglo-American Establishment, página 254 ↩
[33] The Anglo-American Establishment, página 271 ↩
[34] The Anglo-American Establishment, página 252 ↩
[35] The Anglo-American Establishment, página 259 ↩
[36] The Anglo-American Establishment, páginas 248, 249 ↩
[37] The Anglo-American Establishment, página 251 ↩
-- Contribuyentes
-- Introducción - Por G. Edward Griffin
-- Capítulo 1 - Democracia
-- Capítulo 2 - Poder detrás del trono
-- Capítulo 3 - La Red se apodera de América
-- Capítulo 4 - Dinero: El instrumento definitivo
-- Capítulo 5 - El problema - la solución
-- Capítulo 6 - Los Gobernantes se Representan a Sí Mismos
-- Capítulo 7 - Hundir a la Liga - Elevar los fascistas
-- Capítulo 8 - Hombres Falsos y Conspiradores
-- Capítulo 9 - Revisitando la Realpolitik
-- Pensamientos Finales / Lecturas recomendadas